domingo, 15 de mayo de 2011

HEMBRAS DE LA ESPECIE

Por Solange Rodríguez Pappe

No escribiré esta nota en tercera persona, ni ocultaré mi género. Soy mujer y como mujer, luego de haber apreciado desde esa sensibilidad tres trabajos sobre visiones de la feminidad: La dominación masculina (Patric Jean); Pink Saris (Kim Longinotto) y 12th &Delaware (Heidi Ewing y Rachel Gradi) medito en cuán optimista es aquel lugar común que afirma que las mujeres ya podemos pasearnos, sin consecuencias, por todos los temas que se nos antojen.

En La dominación masculina (nada nuevo bajo el sol): titulado como el ensayo del sociólogo francés Piere Bourdieu, Patric Jean construye un mosaico fálico que presenta arquetipos de una masculinidad tambaleante: el hombre obsesionado con tener un miembro de dimensiones extraordinarias, el seductor que debe saber domar a una mujer, la pareja maltratante y el hombre castrado por la creciente independencia femenina. Este muro armado por el documentalista poco a poco se desplaza hasta tener rostros próximos, las caras de líderes políticos, de figuras de los medios, de pensadores y finalmente se vuelve cósmico; llega a armarse con situaciones como las que vive cualquier habitante de la ciudad: una pareja de vecinos que se enfrenta a una balacera en la que fallecen algunas mujeres. El muro de Jean deja de ser, entonces, un asunto de sexos enfrentados y se torna universal. Ya sabíamos que convivimos con el sexismo y hemos aprendido a vivir entre sus fauces; pero entonces ¿por qué incomoda tanto saberlo?

Pink Saris (las mujeres deben hablar): «La vida de una mujer es muy cruel», dice Sampat Pal Devi mientras seca las lágrimas del rostro de una de sus protegidas; ella es la protagonista del documental de Kim Longinotto sobre un grupo de hembras en India que no se callan nada. Y es que Sampat pone en práctica las palabras de Tagore con las que empieza la secuencia construida por Longinotto: «Cada palabra que muere en la lengua estalla luego en el corazón». Sampat incómoda; vocifera delante de los hombres cuando debería cubrirse el rostro y denuncia a la policía, con voz firme, situaciones que son un secreto a voces en India: maltrato a las esposas por parte de los suegros, violaciones domésticas y abandonos del hogar. En una sociedad tan estratificada como la hindú, ser hembra y además pertenecer a la casta de los intocables pone a las mujeres en una situación de marginalidad absoluta. Sampat, a pesar de ser una más de ese grupo condenado a la miseria, exige derechos. «Nos cambiamos de ropa, por qué no podemos cambiarnos de pareja», dice razonando con una lógica llana y es que ella se encarga, además, de hacer una justicia quijotesca, de acoger a otras féminas cuando no tienen adónde ir, lo que está a punto de costarle su relación afectiva.

12th & Delaware (la batalla del cuerpo): Cuando Heidi Ewing y Rachel Grady filmaban su ópera prima Jesus Camp (2006), conocieron a un activista pro vida que militaba en un centro ubicado en 12th & Delaware, frente a una clínica abortiva colocada allí desde 1999; y se enteraron también de la guerra campal que se había desatado entre estos vecinos fervientemente apasionados de sus creencias, donde el territorio de la batalla era el cuerpo de la mujer gestante.

Annie y Candance son las directoras de ambos centros. Observamos a Annie preparar a sus jóvenes reclutas proclamando: «la luz contra la oscuridad»; y a Candance llamar a la policía cada vez que los pro vida se plantan frente al centro de abortos con el gráfico de un feto destrozado. Ambas están exhaustas por la contienda pero siguen enfrentándose con la convicción de quienes están en lo correcto. Mientras, aterradas mujeres salen de ambos lugares llenas de dudas. «Yo nunca busqué hacer esto», dice entre sollozos una entrevistada que visita la clínica de abortos, «y esa mujer —indica refiriéndose a Annie— me mostró un video sangriento»; y también vemos a Annie abatirse cuando se entera de que una de las chicas que fue a buscar orientación al centro suspendió su embarazo. Ambas se polarizan en una guerra que hace mucho dejó de tener claros sus bandos morales, y el espectador es colocado en mitad de las emociones de las gestantes, quienes no saben cuál decisión las hará menos infelices.

Explorar el sexismo, la violencia doméstica y la opción del aborto, a estas alturas de los tiempos sigue siendo perturbador. Apreciar las obras de estos autores y no tomar partido es imposible, porque las mujeres capturadas en estos videos nos serán entrañables u odiosas, pero jamás olvidables.


*Escritora, guionista, ganadora del Premio Literario Joaquín Gallejos Lara. hembradragon@gmail.com

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